EXPOSICIÓN DEL YO POETA por Mario Eduardo Ángeles (DESCÁRGALA GRATIS)

Yo estoy destinado para algo grande: ser yo, ese es mi destino; YO Y MI MÍSERA VIDA y con eso me basta.

DON NADIE 2

No soy de los que todo mundo conoce, es más, ni de los que pocos de ese mundo de ustedes, no me cuadro ante nadie ni por míseras becas o predestinadas medallas de aparador, ganadas en concursos hechos a la medida, ni por las conveniencias de la alta sociedad o por fotografías para primera plana, ni por futuras biografías no autorizadas.

Me molestan mucho «los muchos» y poco «los genuinos», principalmente en el arte de Ser; no me gusta escribir libros destinados para las cajas de saldos, ni me preocupan las aprobaciones de los que hacen literatura gracias a la academia.

Soy un don nadie que no depende de su suerte, que dice lo que dice porque solo se importa así mismo, que disfruta de su egoísmo poético y de su necedad de poner en primer orden de importancia vivir antes que escribir.

El mundo en que yo vivo no cuenta con adornos lujosos, ni está tapizado de reconocimientos impresos en papel de estraza y firmados por personajes desechables, el mío tiene en su interior cosas bellas, amigos sin vanidad, y dignidad de la más pura y legítima.

LA ENFERMEDAD DE ESCRIBIR por Charles Bukowski (Descárgalo gratis)

¿Estará enfadada? ¿Se estará vengando? ¿Habrá quemado mis escritos? ¿Habrá hecho barquitos de papel con ellos para jugar en la bañera? ¿O acaso Henry Miller los habrá guardado debajo del colchón?

[A Caresse Crosby]
9 de octubre de 1946
Querida señora Crosby:
Trabajaba en una fábrica de marcos de cuadros
Y bebía cuando aceptaste uno de mis relatos.
En la carta dijiste que era «desconcertante y profundo».
Perdí el trabajo.
Mi padre me compró un traje nuevo y me mandó a Filadelfia. Cobraba el paro y tenía demasiado tiempo para pensar y beber. No dejaba de pensar en Portfolio.
Escribí varias notas insultantes con términos en francés que sacaba del diccionario. Quería un ejemplar de Portfolio con mi relato. Estaba deprimido, tenía ganas de suicidarme y delirios alcohólicos. Necesitaba un empujón espiritual, me propasaba en mis exigencias. Tras varios intercambios, recibí un ejemplar.
Ahora trabajo en un almacén de herramientas.
Y bebo.
Pero sigo sin saber qué fue de los relatos y viñetas que le envié en marzo de 1946. ¿Estará enfadada? ¿Se estará vengando? ¿Habrá quemado mis escritos? ¿Habrá hecho barquitos de papel con ellos para jugar en la bañera? ¿O acaso Henry Miller los habrá guardado debajo del colchón?
No pienso esperar más.
Si no obtengo respuesta, la tendré a mi manera.
Atentamente,
Charles Bukowski

TODO LO BUENO ES LIBRE Y SALVAJE. Henry David Thoreau (descárgalo gratis)

Escribid mientras haya calor en vosotros. Cuando el granjero hace un agujero en el yugo, lleva rápidamente el hierro candente desde el fuego hasta la madera, porque cada segundo que pasa lo hace menos eficaz para atravesarla. Debe usarlo al instante o será inútil. El escritor que aplaza el momento de dejar constancia de sus pensamientos emplea un hierro que se ha enfriado para hacer un agujero con él y no será capaz, así, de inflamar las mentes de sus lectores.

Escribid mientras haya calor en vosotros. Cuando el granjero hace un agujero en el yugo, lleva rápidamente el hierro candente desde el fuego hasta la madera, porque cada segundo que pasa lo hace menos eficaz para atravesarla. Debe usarlo al instante o será inútil. El escritor que aplaza el momento de dejar constancia de sus pensamientos emplea un hierro que se ha enfriado para hacer un agujero con él y no será capaz, así, de inflamar las mentes de sus lectores.


ESCRIBID / Diarios, 10 de febrero de 1852

Henry David Thoreau

(Concord, Estados Unidos, 1817 – id., 1862) Escritor y ensayista estadounidense. Nacido en el seno de una familia modesta, se graduó en Harvard en 1837 y volvió a Concord, donde inició una profunda amistad con el escritor Ralph Waldo Emerson y entró en contacto con otros pensadores trascendentalistas.

En 1845 se estableció en una pequeña cabaña que él mismo construyó cerca del pantano de Walden a fin de simplificar su vida y dedicar todo el tiempo a la escritura y la observación de la naturaleza. En este período surgieron Una semana en los ríos Concord y Merrimack (1849), descripción de una excursión que diez años antes había realizado con su hermano, y, finalmente, Walden (1854), que tuvo una notable acogida.

En 1846, concluida su vida en el pantano, Thoreau se negó a pagar los impuestos que el gobierno le imponía como protesta contra la esclavitud en América, motivo por el cual fue encarcelado; este episodio le llevó a escribir Desobediencia civil (1849), donde establecía la doctrina de la resistencia pasiva que habría de influir más tarde en destacados activistas del siglo XX (GandhiMartin Luther King o Nelson Mandela, entre otros).

Cercano a los postulados del trascendentalismo, su reformismo partía del individuo antes que de la colectividad, y defendía una forma de vida que privilegiara el contacto con la naturaleza.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Henry David Thoreau. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/thoreau.htm el 18 de agosto de 2021.

Los últimos y otros relatos por Rainer Maria Rilke (descárgalo gratis)

Gente encima de otra gente. Los elegantes sonriendo, paseando, comiendo bien. Abajo del todo, en los camarotes apestados en los que sólo arde la lúgubre lámpara de aceite, los pobres. Hombres, mujeres, pálidos, hartos de trabajar, maltrechos. Amontonados por un miedo incierto. Rostros embrutecidos, estúpidos, endurecidos… Sólo una mujer…

FANTASÍA. POEMA EN PROSA
BARCO DE EMIGRANTES
. Gente encima de otra gente. Los elegantes sonriendo, paseando, comiendo bien. Abajo del todo, en los camarotes apestados en los que sólo arde la lúgubre lámpara de aceite, los pobres. Hombres, mujeres, pálidos, hartos de trabajar, maltrechos. Amontonados por un miedo incierto. Rostros embrutecidos, estúpidos, endurecidos… Sólo una mujer… Pálida y silenciosa, de grandes ojos de un azul profundo bañados de lágrimas, unos ojos que piden un amor apasionado, que lo piden con tanta avidez… Labios mortecinos, que tiemblan como por unas lágrimas contenidas, cabellos de un castaño dorado que sombrean la frente con rizos medio sueltos. La figura sumisa pero rígida y silenciosa, silenciosa, como lo exigen las runas que la preocupación ha grabado con duro cincel en la frente. Las manos delicadas, transparentes, temerosamente juntas. Y de nuevo sus ojos: como si buscaran la auténtica solución al misterio de esta vida… ¿Lo encontrarán alguna vez? ¿Allí? No lo sé. Sólo en las noches en vela se me aparecen esos ojos… sí, esos ojos cansados, sedientos de muerte…

En «Los últimos y otros relatos» no dejará de sorprendernos la versatilidad de Rilke, capaz de introducirse igualmente en el mundo mágico de los cuentos de hadas que en la atmósfera opresiva de los cuadros de familia o en la perspectiva íntima del relato de formación, como en el autobiográfico «Ewald Tragy». Escenarios contemporáneos alternan con la Italia renacentista o la Bohemia de los años de la Revolución Francesa, y en todos ellos siempre hay un personaje que «quería algo que fuera diferente a vivir», aunque a veces se trate de la misma muerte. No todos los relatos que se recogen en el presente volumen fueron publicados en vida de Rilke: de hecho, la mayoría de ellos vieron la luz por primera vez al editarse sus obras completas. El presente volumen pretende una recopilación cronológica de los textos escritos entre los años 1893 y 1902, la década inmediatamente anterior a la publicación de su única novela, «Los apuntes de Malte Laurids Brigge» (1904), momento a partir del cual el autor se dedicaría casi exclusivamente a su producción lírica.

Rainer Maria Rilke

Rainer Maria Rilke (Praga, Chequia, 1875-Valmont, Montreux, Suiza, 1926) vivió por y para la escritura; esta fue su herramienta para adentrarse en su alma y sentir. Para escribir necesitaba soledad, separarse de la realidad, huir de cualquier distracción que pudiera apartarle de su camino.


Rilke viajó, amó mucho –recordamos a su mujer la escultora Clara Westhoff y a Claire Goll, Baladine Kiossowska y Lou Andreas-Salomé–; se rodeó de amigos y protectores y conoció a grandes personajes como Rodin, Zuloaga o Tolstói, admiró a Cézanne, a Heine, al Greco…, pero nada ni nadie pudo apartarle de su pasión, de la necesidad de aislamiento, de la eterna búsqueda de respuestas y perfección.